Mi casa es tu casa, los amigos de mis amigos son tus amigos. Expresiones que muchas veces sirven para introducir en nuestros círculos de amistad a otras personas inicialmente desconocidas. Y llevado esto al terreno profesional, ¿en qué momento abrir la puerta de nuestro hogar en el universo LinkedIn?
Hace poco me llegaba un comentario sobre una persona que le había parecido un comportamiento un tanto intrusivo el de otro profesional llamándole por teléfono con la excusa de que eran contactos en LinkedIn. No pude evitar un pensamiento y posterior pregunta: ¿Para qué estamos en LinkedIn?
Evidentemente sin ponernos en la conversación exacta ni las formas de cómo se abordó por ambas partes dicha posible tertulia, partimos de una premisa. ¿Sabemos lo que hacemos cuando abrimos nuestra puerta de LinkedIn a otros usuarios aceptando su invitación a conectar?
En primer lugar estamos permitiendo acceder a toda la información de contacto (más o menos amplia) que hemos previamente configurado. Si hemos configurado información como esta hay que tener en cuenta que TODOS nuestros contactos de primer nivel podrán acceder a ella:
En los años que llevo trabajando con LinkedIn se cuentan con los dedos de la mano las veces que un contacto me ha llamado directamente (sin una previa gestión, mensaje o intención primera en esta red) para «invitarme» a algún tipo de sinergia. En ese caso (y supongo que por mi carácter) me hubiera sorprendido un poco pero supongo que hubiera aplaudido su «atrevimiento» a una gestión tan fría. Otra cuestión es que con una gestión de tanta frialdad consiga buenos resultados. Mi opinión es que no será la mejor opción, pero es una opinión…
De todas formas, una llamada a un contacto con el que ya hemos intercambiado información en LinkedIn por diversas vías (intercambio de comentarios en una publicación, mensajes privados, mensajes InMails…) no la veo en absoluto como un intrusismo en la gestión profesional de ese otro usuario. Simplemente es un «tirar del hilo» y buscar opciones que parecían en algún momento de interés.
En esa línea pregunta que va al aire: si hemos mandado un mensaje a un contacto y hasta hemos visto que lo ha leído, ¿porqué no escribirle o llamarle para saber sus impresiones? ¿acaso no va a saber de qué le estamos hablando? Propongo ser intrusivos pero educados, como aquel que encuentra la puerta abierta y sigilosamente empieza a entrar y diciendo en voz más o menos alta aquello de “Hola, ¿hay alguien en casa?”. La respuesta es que sí, hay gente en casa y han abierto su puerta profesional, la de LinkedIn.
Esto no es una red para vivir cada cuál en su bunker profesional, esto es una red colaborativa y hasta cierto modo intrusiva. Y si no os gustan los intrusos que se os cuelan no será necesario en la mayoría de los casos que llaméis a la policía, tenemos armas de sobra para deshacernos de semejantes spammers (si así los llegamos a considerar). Recordad, un contacto NO es para toda la vida. Y menos para la profesional.
Bueno, me despido, acabo de ver una puerta abierta de un contacto en LinkedIn. De forma educada voy a entrar a ver qué sucede. Mientras me pregunto, no sin cierta emoción, si estoy siendo intrusivo empiezo a balbucear… ”Hola, ¿hay alguien en casa?”