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La experiencia de ser mamá o papá…en LinkedIn

La experiencia de ser mamá o papá…en LinkedIn

En el último podcast de La Factoría Azul, abríamos un debate muy interesante y ya amenazábamos con seguir tirando del hilo. Bueno pues aquí está la amenaza en forma de post (el que avisa no es traidor). 

Ah por cierto ¿esta voz no te suena? soy Raquel Acón, parte del equipo de LinkedGrowing y la cotilla de nuestro podcast con la sección “Se dice, se comenta…”

Como os decía, se quedaron cuestiones interesantes en el tintero y comentarios que invitan a la reflexión, en la encuesta que lanzamos para conocer vuestra opinión sobre el tema. Votos a favor, votos en contra, respuestas muy razonadas y con motivaciones muy subjetivas, tan subjetivas, como es la experiencia de tener hijos. 

¿Pondrías tu experiencia de madre/padre en tu perfil de LinkedIn? 

Cómo se te queda el cuerpo ante esta pregunta si como yo, eres de las personas que se esfuerzan (digo se esfuerzan porque no siempre es fácil) y se preocupan en mantener su rol profesional muy bien definido, separadito de su “yo” familiar. Que han crecido profesionalmente en entornos en los que mostrar tu parte personal se considera poco profesional, una debilidad o incluso un detalle algo negativo.

Puede que algunos hayamos interiorizado muy bien eso que se decía que las cosas de casa se dejan en la puerta. O se me ocurre también, que tal vez consideres que tú al igual que el resto de los mortales, tienes otras muchas facetas personales que no es necesario mostrar como algo extraordinario, reseñable en un titular profesional, precisamente porque cada uno tiene las suyas. 

Otro punto de vista desde el que abordar esta pregunta, es la de incrementar la diferenciación que todos buscamos en la visibilidad de nuestro perfil profesional. Entonces por qué no resaltar todas las cuestiones que creamos que nos diferencian de otros, o que aportan un plus a nuestro cv. 

Así como que no va la cosa, entre los 15 años de demostrada experiencia en desarrollo de producto, gestión comercial y equipos de venta, mencionar un nivel intermedio de gestión emocional con adolescentes, nivel alto en desempeño laboral bajo privación de sueño. Y por supuesto sobradamente desarrolladas habilidades tales, como anticipación a accidentes y respuesta inmediata en situaciones de emergencia, comunicación no verbal (destacable habilidad de fulminar con la mirada) y amplia capacidad organizativa.

¿Nos aseguran entonces todas estas experiencias el desarrollo de las mismas competencias, y en la misma profundidad? 

Está claro que nuestra identidad profesional está forjada por un gran abanico de experiencias, creencias y ejemplos que hemos interiorizado a lo largo de los años y que la experiencia de tener hijos es una fuente extraordinaria de aprendizaje. 

Pero también lo es cuidar de una persona dependiente, hacer voluntariado o incluso responsabilizarse de una mascota (muy importante aquí el concepto de responsabilidad). 

Foto de https://www.freepik.com/ wayhomestudio

Si partimos de la base de que estamos hablando de habilidades y destrezas que no son medibles, cuantificables, que no se pueden valorar en una escala, ¿cómo reconocer que se tienen esas habilidades parentales y se aprovechan profesionalmente?. Creo que tratamos de cuestiones subjetivas que no tienen porqué tener su reflejo en el terreno laboral. 

Ahora es cuando estás pensando en esa persona que la ves en su trabajo y te preguntas: “¡Dios mío!, ¿y en su casa cómo se arreglará?”

Así que cabe pensar que el hecho de ser padres no nos convierte necesariamente en expertos o mejores que otros que no lo son.

Como decían algunas de las personas que participaron en la encuesta que hice sobre el tema lo importante es el aprendizaje que sacamos de esas experiencias y cómo nos hacen crecer como profesionales, no la experiencia en sí. 

De cargas familiares a competencias profesionales

Hablemos de estereotipos. Hasta no hace mucho se hacía referencia en el entorno laboral al hecho de tener hijos como “cargas familiares”. En esto había implicadas ciertas creencias compartidas muy limitantes como que si tenías hijos podías no tener ni compromiso ni implicación con tu trabajo, sobre tu nivel de rendimiento o tu falta de proyección profesional.

Con la llegada de las competencias profesionales y soft skills a nuestras vidas, parece que estos pensamientos han dejado paso a otras creencias que pueden ser igualmente limitantes porque no se puede generalizar ni en positivo ni en negativo. 

También es interesante contemplar el dato que aportaba una de las encuestadas, de que hay situaciones como la maternidad/paternidad, que pueden crear un vacío laboral en nuestro expediente cuando precisamente es un momento en nuestras vidas de un aprendizaje extremo. 

 

¿Y qué me decís de la cuestión de la privacidad? Se hablaba de valorar los currículums ciegos, sin foto, sin edad, y vamos a reflejar algo tan personal como nuestra situación familiar como elemento diferenciador. 

El debate no está en si la experiencia aporta o no competencias, sino si es relevante o procedente ponerlas de manifiesto y añadirlas a nuestro picht profesional. 

¿Tú lo pondrías en tu perfil de LinkedIn? ¿Qué más cuestiones tendrías en cuenta?

Gracias por estar ahí. Seguimos conectad@s

By Raquel Acón Rodríguez

Raquel Acón: Impulsora comercial y gestión en LinkedGrowing. Formadora y consultora en habilidades de desarrollo profesional in company Coach Ejecutivo Profesional Aecop.

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