Es más fácil conseguir tu trabajo ideal en LinkedIn que otro cualquiera

¿Cuál es tu trabajo ideal? ¿Lo sabes? ¿Te lo has planteado alguna vez? Y, ¿qué pensarías si te dijera que es más fácil conseguir tu trabajo ideal que otro que no lo sea? ¿Pensarías que estoy loco?

Pues así es. Es más fácil conseguir tu trabajo ideal que cualquier otro. ¿Cómo es posible?

Trabajo ideal versus trabajo de tus sueños

Hay que considerar dos cosas: la primera, ¿a qué llamamos trabajo ideal? Un trabajo ideal es aquel para el cual tú eres el candidato o la candidata ideal, un trabajo que está hecho para ti, un trabajo que no te va a costar apenas esfuerzo pasar a la fase final del proceso de selección. Un trabajo ideal no es uno que trabajes de 10:00 a 14:00 y te paguen 3000€ limpios al mes. A eso se le llama enchufe.

La segunda cosa a considerar es que distinguimos entre un “trabajo ideal” y el “trabajo de tus sueños”. Quizás “te gustaría” trabajar de esto o de aquello. Y a ese trabajo anhelado lo llamamos trabajo ideal.

Pero, seamos realistas, ¿estás preparado para desempeñar ese trabajo? ¿Tienes la formación adecuada? ¿Tienes la experiencia necesaria? Si no es así, pensar que puedes conseguir el trabajo de tus sueños sin realizar el esfuerzo necesario para merecerlo es pensamiento mágico, como si fueras un niño y pidieras el trabajo a los Reyes Magos o a Papá Noel.

Querido Papá Noel: me gustaría trabajar de millonario.

Si todavía hay una brecha entre tu trabajo ideal y tu trabajo soñado, lo único que puedes hacer es adquirir esa formación y/o esa experiencia que te falta. Pretender que te den un trabajo para el que no estás cualificado no tiene sentido. (Y está claro que hay un círculo vicioso en que no se puede ganar experiencia si no trabajas de ello, pero eso lo veremos en otro artículo).

Apuntando a todo lo que se mueve

Aclarado esto vamos a ver con más detalle qué es un trabajo ideal. Muchos profesionales, cuando salen a buscar un nuevo empleo, ya sea porque están en paro o porque quieren cambiar el actual, salen al mercado laboral con una actitud muy flexible. O dicho de una manera llana, “le apuntan a todo lo que se mueve”. El razonamiento es algo así: si abro el abanico de opciones, por una pura cuestión matemática, voy a optar a más puestos. Y si opto a más puestos tengo más posibilidades de encontrar trabajo. Por ejemplo: alguien ha trabajado en marketing, pero piensa que también podría hacer un trabajo de recursos humanos, o como estudió ADE, pues también otro de contabilidad.

El trabajo no es una lotería

Este razonamiento está basado en una idea errónea, y es que cada uno tiene las mismas posibilidades de encontrar cualquiera de los trabajos por los que opta. Como si encontrar trabajo fuera una lotería y, si compro más décimos, aumento mis probabilidades de encontrar empleo. Muchas veces se utiliza la expresión: “yo no me cierro opciones”.

La realidad es que, si yo no opto a un trabajo para el cual soy el candidato ideal, mis probabilidades de conseguirlo son extremadamente bajas, en comparación a si opto por otro para el cual cuento con las cualidades, la formación y la experiencia óptimas.

Trampas mentales

En este punto sucede algo muy curioso, hay profesionales que captan la contradicción y aceptan que no pueden optar con éxito a cualquier empleo (dentro de un orden), y otros que la captan, pero la fuerza de la costumbre es tan potente, que al poco rato vuelven a repetir el razonamiento de que si abro el abanico las opciones se multiplican. Y esto sucede porque la lógica de que “más es más”, es mucho más fácil de aceptar para el cerebro humano que la lógica del “menos es más” (que al final es la que está debajo de lo que proponemos aquí).

La clave: los procesos de selección

Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Por qué los procesos de selección no son una lotería? Porque un reclutador, o un consultor de selección, va buscando el “encaje perfecto” entre el puesto y el candidato, con lo cual, cualquiera que no encaje como anillo al dedo, va a ser descartado del proceso de forma inmediata.

¿En dónde encajo?

Todos los candidatos que no encajan muy bien con el puesto se descartan en la fase de “criba curricular”, cuando se decide a qué candidatos se les va a llamar por teléfono para ampliar la información (y quizás tener una entrevista), y qué candidatos se descartan únicamente leyendo el CV, o ni siquiera eso, se descartan leyendo tu perfil de LinkedIn. Porque, ¿sabes que estás participando en muchos procesos de selección sin darte cuenta? Los reclutadores hacen continuamente “búsquedas directas” de candidatos en LinkedIn, por lo que, si tu perfil no está bien trabajado, te descartarán sin que ni siquiera tú lo sepas. Y eso, en el mejor de los casos, porque si tu perfil no está bien trabajado, será el propio LinkedIn el que te “descarte” haciéndote aparecer de los últimos en los resultados de búsqueda, resultados que nunca se revisan.

Entonces, ¿cómo lo hago?

Antes de salir al mercado laboral y empezar a apuntarte a ofertas a diestro y siniestro, pregúntate: ¿en qué posición encajo yo mejor? ¿para qué posición soy yo el candidato ideal? ¿Qué dice mi curriculum y mi perfil de LinkedIn de mi? ¿Están alineados o se contradicen? ¿Me ayudan a conseguir lo que quiero, o apenas lo he trabajado y eso parece un cajón desastre de experiencias profesionales?

Con este enfoque, encontrar trabajo es mucho más fácil que salir al mercado “a ver qué me sale”. Eso funciona, claro está, pero funciona porque al final acabas dando con un trabajo para el cual eres el candidato ideal, pero entre medias has perdido muchos meses, incluso años, y has soportado muchísima frustración y la insoportable sensación de que no vales para nada. ¿Quieres eso? Yo creo que no.

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